martes, 24 de marzo de 2009

Luz Helena Sánchez (Bogotá)




Mi sobrina, mi parcera MAE

Que quieren que les diga? a MAE la conozco hace tantos anos como ella quiera reconocer que cumple, yo en estas cuestiones de las mujeres prefiero no hacer cálculos.

Hasta donde me contaron, pues no puedo dar fe, ella nació en la Bella Villa , que es lo mismo que decir la Ciudad de la Eterna Primavera o la Tacita de Plata, o la Sucursal del Cielo, Por eso debe ser que a veces me parece que mi MAE es como un ángel. Porque es suave, tierna y vuela con alas propias que ha construido a través del tiempo y que le han permitido anidar en muchos lados y que estoy segura cada día fortalece más y más.

Siendo muy chica, no recuerdo exactamente cuando, pero si se que cuando ya podía responder a mi llamado, empecé a decirle MAECHA, pero como me pareció muy largo, un día la llame MAE, y parece que a todo el mundo le encanto, entonces debo aceptar que soy la responsable del cambio de nombre de la pequeña Marcela de quien nadie da cuenta hoy día. Por que que haríamos sin MAE?

Con ella me he ido encontrando en lugares no planeados como ese tiempo en un Buenos Aires que no esperaba encontrar tan frío pero que el calor de mi Mae hizo más tolerable, y recorrimos calles y fuimos a cines de barrio y buscamos la mejor pizza, pero nos quedamos debiendo ir a bailar tango con Marcelo y Manuela. Esa tarea esta pendiente!

Nos encontramos también en ese pueblito hermoso de Boulder en Colorado a donde llego solidaria y generosa con Josh a acompañar al Maestro Alejandro en su grado, y nos reímos y tomamos vino, caminamos por la montana, apreciamos los hermosos tulipanes, las imponentes Rocosas cubiertas de la nieve que el sol de la primavera todavía no había deshelado. Y nos despedimos pronto demasiado pronto con un abrazo inmenso en el aeropuerto de Denver.

Y en menos que canta un gallo nos volvimos a encontrar en el mes de Diciembre en una reunión amorosa con el padre y la madre de Josh, nos reímos, comimos, tomamos, y de nuevo nos tuvimos que abrazar en una despedida donde los brazos no alcanzaban a expresar la nostalgia y la promesa del próximo encuentro.

Y claro celebramos su cumple y de Andrés anticipando este marzo…

Hay una sola cosa que mi Mae me debe, y como no quiero ser intensa, lo dejo a su memoria, pero espero que sea este ano.

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